Juan Ignacio de Mesa pregonero de excepción de la 56 Fiesta de la Rosa del Azafrán de Consuegra

En los programas y carteles anunciadores de la Fiesta de la Rosa del Azafrán desde los primeros años y hasta hace bien poco, aparecía el eslogan o el subtítulo de JORNADAS DE EXALTACIÓN MANCHEGA. Realmente la fiesta fue concebida para resaltar y promocionar nuestra cultura, historia y todo lo bueno que se cultiva en nuestros campos. Dentro de estos productos, el azafrán y su rosa fueron los elegidos para organizar un evento que nos promocionara y nos diera a conocer, convirtiéndonos a su vez en pioneros de la promoción turística de La Mancha. Los medios económicos eran escasos, pero la ilusión era enorme y así con rosas de azafrán, dulcineas, seguidillas manchegas, alfareros, migas, castillo, molinos, queso, vino y mazapán, se consiguió que por Consuegra desfilaran reinas y reyes, presidentes, ministros, empresarios, periodistas, escritores, poetas, artistas y pintores como Gregorio Prieto, procedente de la generación del 27. Precisamente de este gran artista manchego al fin nos hemos vuelto a acordar y el ayuntamiento ha montado una muestra de sus cuadros en la Oficina de Turismo, con la parte que queda de las obras que cedió en el año 1965, para crear lo que el mismo denominó Museo de los molinos del mundo en el molino “Chispas” (ver articulo en nuestro blog).

Hemos querido hacer esta introducción recordando la trascendencia de la fiesta y realzar al máximo, la figura del PREGONERO de la misma, personaje simbólico y literario, que perdura para que nunca se pierda el espíritu de la misma. 

Dentro de nuestras limitaciones para calificar un pregón como el de este año, el ofrecido por JUAN IGNACIO DE MESA RUIZ, tenemos que decir que fue magnífico por su contenido, por su verso fluido y por el dominio de la oratoria de su autor; no en vano fue alcalde de Toledo en la década de los 80, profesor de la UCLM, Presidente fundador de la Federación Empresarial Toledana, Vicepresidente primero y promotor de la Federación de Municipios y Provincias, así como Presidente de la Real Fundación  de Toledo, entre otros muchos cargos. 

Como gran comunicador que es, con enorme imaginación quijotesca, recordó a los tres fundadores y creadores de la fiesta, estableciendo una relación con otros tres personajes mundiales de la década de los 60, astronautas que subieron a la luna. Un disparate, pero es de agradecer. Entre otros datos y referencias históricas que ofreció sobre Consuegra, habló del azafrán, de sus cultivadores y su valor, mostrando su admiración por nuestras tradiciones. Dio las gracias al ayuntamiento y en especial al alcalde y a la concejala de Turismo Mª Ángeles Valle por haberse acordado de él para tan digna misión.

El alcalde de Consuegra también intervino para dar las gracias al pregonero y entregarle el pergamino que le acredita como tal, ademas de la rosa de azafrán de oro y aprovechó para agradecer a las asociaciones locales la labor que realizan en pro de Consuegra y a todos los que trabajan para que la fiesta se celebre cada año, con mas explendor. Expresó una gratitud muy especial para Juan Bautista Sánchez, el molinero que en poco tiempo fue capaz de componer todo lo necesario para que los molinos volviesen a recuperar sus aspas después del vendaval del 2 de Marzo de este año. Terminó su intervención con otro agradecimiento, en este caso a Gonzalo del Águila, por la cesión al Museo Municipal de los dos torsos romanos que se encuentran en la Tercia, hecho de gran trascendencia para el patrimonio consaburense.

El acto fue presentado por dos joyas consaburenses y a la vez ex-dulcineas: Irene y Paula. Finalizó con la actuación del dúo Olivares y Tejero, que entusiasmó al auditorio  (dos de sus interpretaciones las subiremos en breve en nuestro Facebook).

                                           
         

             







El vídeo del pregón facilitado por el ayuntamiento permitirá a nuestros seguidores y amigos ver y escuchar gran parte del discurso. Y el texto completo del pregón, queda aquí también recogido para la antología de la literatura consaburense.

                     F. Domínguez Gómez           





PREGÓN DE LA FIESTA DE LA ROSA DEL AZAFRÁN
CONSUEGRA, OCTUBRE 2018


Con permiso de Dulcinea, Sr. Alcalde, miembros de la Corporación Municipal.

Queridos consaburenses, es un honor para mí dar el pregón de estas Fiestas, por lo que quiero darles mis más sinceras gracias.

Gracias también a Mª Angeles Valle, que no debe tener mal recuerdo de mí como profesor suyo en la Facultad, ya que contactó conmigo para convencerme que dejara otras obligaciones para estar hoy aquí con Ustedes.

El concepto de tiempo se puede entender como algo relativo.

Hace 4.500 millones de años que el planeta Tierra conforma su estructura.

El Homo Sapiens aparece hace 200.000 años y durante 190.000 años se mueve de un lado a otro por el Planeta siendo un nómada recolector y cazador.

Hace 12.000 años, entre el Tigris y el Éufrates, así como en el valle del Nilo se registran los primeros asentamientos humanos en los que ya hay muestras de agricultura y ganadería. Estamos en la primera gran revolución humana, la revolución agrícola.

Hace solo 500 años que se produce la revolución científica y se inventa la imprenta.

Solo hace 200 años de la Revolución Industrial y el descubrimiento de la máquina de vapor.

La aviación tiene poco más de 100 años de Historia.

Muchos de los que estamos aquí vimos los primeros programas en Televisión y todos hemos visto nacer los teléfonos móviles inteligentes.

Si reflejáramos en un eje de coordenadas la evolución de los cambios experimentados en la Historia de la Humanidad, tendríamos una línea virtualmente horizontal, durante más del 99% de la presencia del HOMO SAPIENS en la tierra y, posteriormente dicha línea se dispara hacia arriba de forma exponencial.

El tiempo, que se medía en eras, pasó a medirse en siglos, luego en el plazo de una generación, y ahora ya es tal la velocidad con la que se producen los cambios que es difícil predecir los que nos encontraremos el año que viene. Para que algo se asumiera como costumbre o tradición, antes se necesitaban siglos o décadas, ahora ¿Cuánto tiempo es necesario?

En el frontispicio del Casón del Buen Retiro de Madrid, hay una frase de Eugenio D’Ors “Todo lo que no es tradición, es plagio”, y aunque es en realidad un extracto de un aforismo más amplio que define el Clasicismo como “Solo hay originalidad verdadera cuando se está dentro de una tradición.

Todo lo que no es tradición es plagio” me viene perfectamente para poder iniciar mi Pregón.

¿Cuándo empieza una tradición? ¿Desde cuándo se cultiva el azafrán en Consuegra? ¿De dónde viene esta planta?

Por qué todo tuvo que tener un principio para que, con el tiempo, se convirtiera en Tradición. Y las
Tradiciones son la columna vertebral de la cultura de un pueblo.

Así que ¿Cuándo empieza un proyecto a convertirse en clásico, para cumpliendo lo indicado por Eugenio D’Ors, no ser un plagio? ¿Qué tiempo debe llevar repitiéndose un acto para formar parte de la Tradición de un pueblo?

Cuando tres locos de la época, aunque seguro que eran unas personas serias, sensatas y excelentes, se les ocurrió en 1963 empezar a celebrar en Consuegra la Fiesta de la Rosa del Azafrán, faltaban seis años para que en julio de 1969, otros tres locos llamados Armstrong, Aldrin y Collins, a bordo de la nave Apolo 11 protagonizaran el vuelo que permitió que el hombre pusiera el pie en la Luna, pronunciando Armstrong aquella célebre frase de “Es un pequeño paso para el hombre pero es un gran salto para la Humanidad”. Lo que hicieron los primeros se repite todos los años, la gran aventura de los segundos, no se ha repetido, pero todos asistimos maravillados a la odisea de la conquista del espacio, como parte de la cultura contemporánea.

Creo que, si hoy tuviéramos entre nosotros a Don Pedro Albacete del Pozo, entonces Alcalde de Consuegra, Don Francisco Domínguez Tendero concejal y cronista de la Ciudad y, por último, a un personaje que me encanta que figure en este trío, Don Oskar Dignoes director de la Oficina nacional Austriaca de Turismo en España. Y es que los de Consuegra, cuando buscan aliados no se quedan con cualquiera. Pues sí, hoy estos tres iniciadores de esta Tradición, seguro que estarían encantados de lo que han conseguido los vecinos con la continuidad de la Fiesta. Vaya por tanto un recuerdo a su memoria.

Y aunque la Fiesta ha cambiado a lo largo de los años, modificando parte de lo inicial, añadiendo actos, quitando otros, el núcleo sigue formando parte de un todo que ya se ha convertido en verdadera Tradición. Se proclama a Dulcinea, se concursa para apreciar a los mejores en la monda de la flor del azafrán, la feria de maquinaria agrícola e industrial sigue mostrando los adelantos en este sector, la Molienda de la Paz es un clásico irrenunciable, las exhibiciones de bailes regionales, el concurso gastronómico (por cierto, que bien se come en Consuegra y que buenos dulces hay, casi tan buenos como los de la Confitería Santo Tomé) (mi minuto de publicidad particular) y tantos actos que, en su variación configuran un todo que sienta las bases de algo que todos los consaburenses sienten como suyo.

¿Y de dónde viene el azafrán? Si la revolución agrícola se produce en los valles del Tigris, Éufrates y Nilo, es evidente que la mayoría de los productos agrícolas que conforman la alimentación de la cuenca mediterránea hasta que el descubrimiento de América nos trae la patata, el tomate o el maíz, han de venir de esas zonas, así como lo que pudiera llegar del extremo Oriente a través de la Ruta de la Seda. Así que el origen del azafrán se admite que viene de “oriente” y de siempre ha sido sinónimo de lujo. Su nombre, parecido en muchos idiomas procede la palabra árabe sahafaran, que a su vez deriva de ASFAR, amarillo. Y era su intensa y luminosa tonalidad amarilla, que los estigmas de esta planta proporcionaban en el tinte de tejidos, lo que generó una demanda entre las clases privilegiadas que podían pagar el alto precio de una producción costosa y escasa. Así, entre los pueblos orientales, el amarillo azafrán se asociaba a la realeza y a los ritos de fertilidad, abundancia y fuerza. En Asia, el azafrán es símbolo de hospitalidad y bienestar y en la India se utiliza para marcar la frente de aquellos que pertenecen a las castas más elevadas. (Costumbre que espero desaparezca pronto)
Los griegos lo metieron dentro de su mitología relacionando el nacimiento de la flor del azafrán –cuyo nombre científico es Crocus Sativus- con la sangre que brotó de una herida en la frente de Krokos mientras jugaba con un disco de su amigo Hermes.

En Creta se utilizaba para hacer pintalabios y perfumes. Se dice que Cleopatra se bañaba en leche de yegua (esto seguro que muchos lo sabían) pero lo aromatizaba con azafrán antes de tener una relación amorosa.

Los romanos quemaban azafrán como si fuera incienso. Los monjes medievales lo utilizaban con una mezcla de clara de huevo para que el brillo de sus manuscritos fuera como oro. En la Edad Media, los recién casados solían hacer coronas de flores de azafrán para protegerse de la locura. Y las mujeres venecianas en el siglo XVI recurrían a esta especie para dar a su pelo la tonalidad que Tiziano lograba dar a los personajes femeninos de sus pinturas.
Y permítanme que haga una digresión. Utilizar las redes para buscar información, genera salidas inesperadas. Una de ellas se refiere a los usos terapéuticos del azafrán.
Es antidepresivo, siendo considerado en dosis de 15mg dos veces al día, tan eficaz como el Prozac.
Los flavonoides del azafrán (si el azafrán tiene flavonoides que he tenido que investigar para saber que son) le dan una gran capacidad antioxidante.

Sirve para reducir el apetito, lo cual no sé si es positivo o negativo. La dosis es de 175 mg diarios. Y la crocina, que es un componente activo del azafrán sirve para mejorar las habilidades cognitivas y la memoria de las personas que sufren Alzheimer. Y encima dicen que es afrodisíaco, así que no sé qué hacen Uds. que no han dejado vacías las estanterías de los establecimientos que venden azafrán, pero el del bueno. Sobre el precio que alcanza el azafrán, mucho hay escrito, hay calidades Premium del mismo que alcanzan hasta los 30.000 € el kilo. Y siempre ha tenido un precio elevado. Cuenta John O’Connell en El Libro de las Especies, que la Condesa de Leicester, en el siglo XIII pagó durante seis meses de 10 a 14 chelines para medio kilo de azafrán, lo que comparado con que la pimienta costaba 2 chelines y el cilantro unos peniques, era considerado una locura. Hablar de 5.000 o 6.000 euros el kilo, como precio de venta, es normal. Parece ser que el precio está en función de los valores de crocina (el carotenoide responsable del color de los estigmas) que tenga la planta. Puede haber categorías, como la Coupé con un valor de crocina de 190 que es la considerada de más alta categoría en España, o el Sargol, azafrán muy escaso completamente rojo, sin partes amarillas o blancas con valores de 220. Según los datos publicados, el mayor precio pagado al productor en España en los últimos 10 años alcanzó los 3.500 €/kilo y el más bajo, fue de 1.500, dependiendo de la apertura, o no, a las transacciones con Irán, máximo productor de esta especie. Es curioso que en algunos momentos, el azafrán fuera la reservas financiera de algunos agricultores, esperando los cambios de cotización de un producto tan querido como escaso.

Y algo que no tiene precio, pero si un valor incalculable, es el azafrán en la cocina. ¿Cómo se puede comparar una bullabesa con su punto de azafrán con una a la que se le ha puesto colorante? ¿Y qué me dicen de una paella como Dios manda? Contar con el frasquito, eso sí, siempre de cristal, con su azafrán dentro, debe ser imprescindible en toda cocina que se precie. Y llega a Consuegra. La antigua Consabura romana fundada sobre los asentamientos de los primeros pueblos carpetanos que se ubicaron en el cerro Calderico. Ciudad importante por la que atravesaba la Vía Laminium y que es citada, al igual que Toletum, por los mismos autores clásicos Tito Livio y Ptolomeo. Zona fronteriza, lo que supuso que Alfonso VIII, con la aprobación del papa Lucio III, donara la población con su castillo a la Soberana Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén (Orden de Malta), que nombró a Consuegra cabeza del Gran Priorato de Castilla y León, en La Mancha, tomando el castillo como sede, y otorgándola el Fuero de Consuegra. Batallas, inundaciones, historias de todo tipo, van pasando por esta ciudad manchega, ciudad si, a la que el 27 de marzo de 1927, el rey Alfonso XIII, le otorgó tal título, que le había sido arrebatado en el siglo XI, por la derrota sufrida ante las tropas almorávides al mando de Yusuf ibn Tasufin.

Y las primeras plantaciones de azafrán serian en aquellos siglos. La planta se había extendido por toda la zona. Durante décadas y siglos, los azafranales daban de comer a muchas familias. Ya saben Uds. que para conseguir un Kilo de azafrán se necesitan hasta 250.000 flores, que la recogida ha de hacerse al amanecer ya que la flor se marchita muy rápido, que la monda, significa horas y horas de trabajo para separar los tres estigmas que la flor tiene, sin que hayan pasado 12 horas desde la recolección. Una planta que tiene, además, un proceso complicado de crecimiento. Es una planta triploide, es decir, con un número impar de cromosomas, necesita de la mano del hombre para reproducirse y desarrollarse. Cada bulbo tarda dos años en florecer y normalmente da una sola flor. Y encima son bajitas, con lo que la recogida, no es precisamente cómoda. Y, que yo sepa, la mecanización no ha llegado a este sector para eliminar la parte más ingrata de este trabajo. Se sigue obteniendo el azafrán igual que en los orígenes de su llegada a estos lares. Espaldas dobladas que recorrían las líneas de rosas de azafrán, que la vista baja hacia que parecieran infinitas, una a una se cortaban con precisión y rapidez depositándolas con cuidado en una cesta que luego llegaba a la casa donde, alrededor de la mesa se iban mondando mientras las conversaciones trataban de todo tipo de temas. ¡Qué trabajo social más maravilloso se podría hacer sobre las historias que surgían en esos momentos! ¡Cuántos novios pudieron tener su primer contacto gracias a la necesidad de la ayuda en la monda! Hoy todo es igual, salvo lo de los novios que no necesitan de estas excusas.
Quizás haya perdido importancia económica por la mejora de la situación media de las familias de la zona. Tener un azafranal significaba poder dar los estudios a los hijos, el pago de la hipoteca, poder salir de un apuro o, simplemente, complementar la renta para salir adelante. La economía era participativa, una parte para el dueño del terreno, otra para los que ayudaban en la monda, y lo que quedaba, para venderlo, una vez tostado.

Me contaba mi amiga y excelente colaboradora Isabel de Miguel como, con su abuelo, toda la familia se volcaba en la recogida y monda del azafrán. Literalmente me lo relata así:

“En nuestro caso uno de mis abuelos sí que cultivaba azafrán, y una cantidad considerable para aquellos tiempos, aunque para él no era su cultivo principal ni mucho menos, toda la familia se implicaba en recoger la flor diariamente a la salida de sol y “mondarla” por la noche, en unas jornadas interminables. Como era una extensión bastante grande, tenían que repartir cestos con flores a contactos suyos, vecinos, etc., para que, a cambio de llevarse una parte de los pistilos de la flor, les ayudaran en el trabajo de mondarla.”

Pero la Fiesta ha ganado en importancia, Consuegra no es ya solo, con lo mucho que es, el Cerro Calderico, los Molinos y el Castillo. Consuegra ha abierto museos, recuperado, quizás menos de lo que debiera haberse hecho, la presa romana. Es una Ciudad que figura en el mapa turístico de la Mancha y que ya ha dejado de ser aquel punto luminoso que se adivinaba desde la carretera de Andalucía cuando los molinos fueron iluminados por primera vez en los años 60 del pasado siglo. Y cuya foto debo tener entre las decenas de miles de negativos que todavía tengo que ordenar.
Hoy Dulcinea es tan de Consuegra como del Toboso.

El Grupo de Coros y Danzas Rosa del Azafrán de Consuegra bailan y cantan como nadie la jota, la rondeña, las seguidillas, los fandangos y son motivo de orgullo por su buen hacer allá donde vayan representando a la Ciudad.

La Molienda de la Paz es otro momento cumbre de la Fiesta, haciendo que los gigantes sirvan una vez más para lo que fueron construidos en su día dándonos la harina igual que se la daban a nuestros abuelos para hacer el pan.

La gastronomía ha permitido que no se eche en el olvido y se haga conocer por gentes de fuera, nuestras gachas, las migas, el asadillo, los potes, las carnes y tantos otros platos típicos manchegos que se han actualizado por los nuevos cocineros que nos descubren maneras diferentes de hacer lo mismo. Y además el cuidado en nuestros quesos, la mejora en nuestros vinos, el buen hacer de quienes como Cándido Peces, mantiene viva la tradición de hacer mazapán con mimo.
Todo hace que Consuegra viva más gracias a la Rosa del Azafrán.

Y por todo esto, es que me permito pedirles una licencia, supongo que será por todos ustedes conocida, pero me gustaría terminar mi pregón recitando un soneto de Rafael Fernández Pombo que me ha hecho llegar José García Cano.

                                        Consuegra es una tierra en desafío
                                        con sed de amor y hartura de victoria,
                                        ruta del Cid, calzada de la Historia,
                                        Cruz de San Juan, espada ya poderío.
                                        Es la paz y la estrofa por el río,
                                        es fuero de una noble ejecutoria,
                                        es palacio y blasón, bandera y gloria,
                                        paramera dorada y soto umbrío.
                                        Soledad en sosiego molinero,
                                        panal de luz y mítica colmena,
                                        morada flor naciendo cada día.
                                        Mi corazón se va por tu sendero
                                        y por todo tu campo, cruz y almena,
                                        el verso se me torna letanía.
                                   
                              Muchas gracias por su atención
                              Juan Ignacio de Mesa Ruiz
          
                             Consuegra 27 de octubre de 2018

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