Consuegra ha despedido a las religiosas de la
Inmaculada Concepción de Castres, en una solemne ceremonia religiosa
que fue presidida por don Braulio Rodríguez, Arzobispo de la Diócesis, en la
Iglesia de Santa María la Mayor repleta de vecinos que se sumaron a un acto de
despedida más que merecido, con la asistencia del señor alcalde de la ciudad José
Manuel Quijorna.
Tras treinta y cinco años de permanencia en el
antiguo convento de las monjas de la Consolación, junto a la Iglesia de Santa María,
las "hermanas azules" cómo se las conoce popularmente, se marchan porque han cumplido el tiempo de poder hacer su labor.
Llegaron a Consuegra en
1983, siendo cardenal primado don Marcelo González haciéndose cargo de una guardería
que se mantuvo durante más de una década
compaginando la educación de los más pequeños con la ayuda en las labores de la
parroquia: catequesis de diferentes edades, asistencia a enfermos y visitas a
personas mayores, estableciendo una relación cercana y sencilla con todos ellos.
También Consuegra acompaño a las religiosas en los
actos de beatificación y canonización de su fundadora Emilie de Villenueve. La
parroquia y sus sacerdotes, siempre las prestaron la ayuda que necesitaron y
nunca les faltó el cariño que merecían por parte de todos.
Aquí quedan en Consuegra, para siempre, los restos
mortales de una de ellas sor Esther, que durante el tiempo que estuvo entre
nosotros dejó un gran recuerdo. La relación y la trayectoria de esta comunidad
con Consuegra la resumió de una forma muy sencilla la hermana provincial Justi
Muñoz que formó parte de la misma durante cuatro años:
«Desde el
primer momento nos sentimos acogidas, integradas y queridas por todo el pueblo
en general; guardando siempre unas buenas relaciones, tanto con la parroquia
como con las instituciones civiles. Ello nos permitió ir engrandeciendo y
fortaleciendo a lo largo de los años, en la medida que, junto a los
consaburenses, hemos gozado de celebraciones, fiestas, acontecimientos
importantes, y nos hemos entristecido y sufrido con las desgracias y el dolor
de otros momentos, unos y otros inherentes a la vida humana».
A modo de
despedida, declaraba también que «hace treinta y cinco años, las energías, las
fuerzas, las ilusiones y los proyectos eran otros. Todos estos años pasados, y
la realidad que estamos viviendo, nos hace tomar decisiones que nunca
hubiéramos querido, porque, aquí, en Consuegra, hemos vivido plenamente nuestra
vocación y hemos sido felices en medio de los consaburenses». «Entre el dolor y la tristeza de tener
que partir, nos deja un poso de paz, y nos da la certeza de que
por siempre y para siempre, nuestro paso por Consuegra formará parte tanto de
su historia, como de nuestra congregación y, muy especialmente, de las hermanas
que hemos pasado por esta comunidad».
El pasado sábado 2 de marzo se cerro una página más de la historia de la
ciudad y La Centinela quiere dejar constancia de ello, reconociendo la gran labor desarrollada por la Congregación de la Inmaculada Concepción, mostrándolas también
nuestro afecto y el de los consaburenses que ya no están entre nosotros.
¡¡GRACIAS!! por haber dado tanto, a cambio de nada...
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