Del acontecer y suceder en Consuegra

No hemos querido pasar por alto, el reciente fallecimiento el pasado día 13 de enero, de una persona muy conocida por todos, María Fernández Silgado-Robles.
"Maria La fotografa"
o "LA RETRATISTA" para los más mayores. Así la conociamos todos.
Por su profesión y otros motivos forma parte de la historia cotidiana de Consuegra a lo largo de más de cuatro decadas. Fué una mujer muy trabajadora, luchadora e inquieta, y muy simpática también, que como otras muchas mujeres salió adelante en algún momento criticó de su vida.
Vivió de cerca los acontecimientos locales de todo tipo: sociales, familiares, festivos ... Nos "retrato" a todos, y a muchos por infinidad de motivos. Dejándonos miles de fotos para la posteridad.
Su archivo (seguramente desordenado) contiene "negativos" de una época de nuestra historia reciente.
Imágenes de ella, con su cámara "a cuestas", apenas hay, solo hemos podido conseguir una, la otra la hicimos en la pasadas ferias, en la mesa petitoria de la Cruz Roja. Quizá sea su última imágen, que con afecto publicamos.
Por todo siempre recordaremos a esta mujer luchadora y valiente.
F. D. G.
Para completar este recuerdo hemos pedido a Joaquín Fernandez Lopez-Covarrubias (Secretario que fué del Ayuntamiento de Consuegra) Una breve semblanza de Maria, puesto que la conoció y la trato humana y profesionalmente.
“Recientemente nos ha dejado una consaburense de las que hicieron época, muestra y modelo en la misma, de mujer trabajadora e independiente. Conocí casi al día siguiente de llegar a Consuegra en 1974, a María Fernandez Silgado-Robles, a la que Consuegra comenzaba a llamar entonces y lo ha venido haciendo hasta su fallecimiento "María la Fotógrafa". Me sorprendió y llamó mucho la atención verla aparecer en el despacho de la Secretaria o la Alcaldía, de luto riguroso de los pies a la cabeza y provista de una cámara de fotos profesional. Supe enseguida que muy poco tiempo antes había enviudado y se había hecho cargo del estudio fotográfico que regentaba su difunto marido Nicolas Guerrero Cubillo. Tuvo que hacerlo y tirar para adelante con sus dos hijos pequeños. Desde entonces la veía y encontraba un día sí y otro también en el propio Ayuntamiento, en actos de todo tipo, en la calle, en las fiestas. Siempre puntual, atenta, observadora y buenísima profesional, la aprecié como tal y como persona educada, simpática y cercana, trabando con ella una gran amistad que ha perdurado a través de los años. Tras su jubilación y tras dejar un digno heredero de su actividad profesional en su hijo Cándido, siguió prestando un servicio a la sociedad consaburense desde la Asociación de Viudas, de la que fue un puntal importante durante muchos años y algún que otro cargo.
Esa época que contribuyó a forjar, con todos sus defectos pero con muchas más virtudes de todo tipo, está desapareciendo poco a poco con personas como ella y no volverá. Y ya se echa de menos.”
Descansa en paz, querida María.




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